“Partimos de una economía cerrada. Hoy queremos integrarnos al mundo de manera inteligente y dejar de ser una de las 3 economías más cerradas del mundo“, señaló Pablo Lavigne, titular de la Dirección Nacional de Facilitación del Comercio del Ministerio de Producción, invitado especial a debatir en el Forum Internacional de Zonas Francas, uno de los side events de la 11° Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Por Emiliano Galli12 diciembre, 2017 Sin Comentarios
Lavigne dio una de las definciones más esperadas por las zonas francas argentinas: “La ley (nacional de zonas francas) es anticuada y tenemos que trabajar con las mejores prácticas. Nuestra idea es avanzar con un aggiornamento de la normativa“, destacó.
Así, durante el evento desarrollado hoy por la Organización Mundial de Zonas Francas y la Asociación de Zonas Francas de las Américas en el Four Seasons, de la mano de la Cámara Argentina de Concesionarios de Zonas Francas, la Argentina se apresta a realizar un firme golpe de timón para girar 180 grados de su postura frente a esta herramienta de desarrollo del comercio exterior.
El objetivo del foro fue transmitir las mejores prácitcas e incentivos que brindan estas herramientas “tan importantes para promover las inversiones y crear empleo”, como señaló uno de los impulsores del Forum, Lisandro Ganuza, presidente del Ente Zona Franca Bahía Blanca-Coronel Rosales, que recientemente logró el título de subzona para Puerto Galván, a tono con su importancia: por allí ingresan el 60% de los aerogeneradores para desarrollar parques eólicos de todo el país.
¿Hay competencia deseal con las empresas radicadas en el territorio nacional? Los cambios de narrativas del comercio internacional, donde el “hecho en el mundo” fue impuesto por la propia OMC a partir del fenomenal instauración definitiva de las cadenas globales de valor anquilosaron aquellos preconceptos, más propios del discurso del GATT del siglo 20 que del lenguaje del siglo 21.
Gustavo González de Vega
Gustavo González de Vega, de Zona Franca Tenerife, planteó de manera simple la estrategia que toda nueva zona franca debe plantearse para ponerse en marcha: “Hace 3 años arrancamos y lo hicimos analizando nuestro papel en el mundo. Vimos los cambios lideradores por la globalización y las cadenas productivas y notamos que debíamos especializarnos y establecer estrategias colaborativas con otras zonas francas“, señaló.
Así, cada zona franca, del corredor franco que impulsa Tenerife en el Atlántico, apunta a transformarse en eslabón productivo, y logístico sobre todo, de esas cadenas internacionales.
Los números de la región
El CEO de Zona Franca Bogotá, Colombia –uno de los países que la Argentina estudia como modelo para la transformación normativa y productiva de esta herramienta– Juan Pablo Rivera, brindó algunos cifras de cómo viene América Latina en materia de zonas francas:
617 zonas francas.
10.816 empresas instaladas.
935.400 empleos directos.
US$ 30.040 millones de exportaciones.
5,8% de aporte promedio al PBI.
75% de las empresas vinculadas son pymes.
Juan Pablo Rivera
“La ciencia de las zonas francas residen en su localización geográfica, su especialización para atraer inversiones y los incentivos tributarios y aduaneros“, resumió Rivera.
La Argentina, en la región, es el país que más grava las ganancias (35%) contra el 20% de Colombia o el 3,8% de Brasil (siempre en zonas francas). En aranceles promedio, nuestro país también es el que más carga impone: 11,10%, contra el 1,8% de Perú.
Importar bien para exportar mejor
“Para exportar bien hay que importar bien”, es tal vez la máxima que mejor identifica la esencia de las zonas francas, según destacó Rivera.
Uno de los preconceptos que las zonas francas deben vencer es una arraigada visión aduanera que las ve como “huecos fiscales o nidos de corrupción”. “En Colombia nos llevó más de 20 años de convencimiento: hicimos un trabajo muy serio y demostramos que las más de 700.000 operaciones anuales, por por más de US$ 20.000 millones, son completamente trazables y son visibles, por estar en línea con la Aduana”, destacó.
Como dato adicional: el retorno a la economía por cada dólar invertido en zona franca es de entre 3 y 6 dólares.
“Exportar es bueno, pero importar también. El 70% del comercio mundial son manufacturas sofisticadas en valor agregado que requieren mucha importación de insumos. Por eso en el mundo explotaron las zonas económicas especiales: porque hacen falta espacios neutros donde las mercaderías puedan pasar de materias primas a productos finales sin que la logística o los trámites las manchen ni se rompan las cadenas de valor“, manifestó el vicepresidente de la Organización Mundial de Zonas Francas y presidente de Araújo Ibarra & Asociados, Martín Gustavo Ibarra.
Martín Gustavo Ibarra
“Los países sin estos mecanismos están desconectados de las cadenas globales de valor y condenados a exportar productos básicos, es decir, lo que la tierra nos da”, sintetizó Ibarra.
“Si aspiramos a dar un salto para generar empleo y mejorar en el comercio exterior de bienes y servicios necesitamos de estos espacios”, añadió.
Relación simbiótica
“Los mejores puertos del mundo son todos zonas francas”, indicó Ibarra, mención que fue especialmente bien recibida por el Buenos Aires Zona Franca La Plata, cuyos directivos estaban presentes y escuchaban, atentamente, junto con autoridades del Consorcio de Gestión del Puerto La Plata: ambos comparten un corredor franco que esperan que los servicios marítimos inauguren los muelles de Tecplata.
La agilidad y el perfil de VUCE natural a cada zona es otro perfil característico. En Bogotá se logró pasar de 3 días a 3 minutos el proceso de nacionalización de una mercadería desde la zona franca. “Recordemos que cada día de demora equivale a casi un 1% de arancel del producto”, recordó Ibarra.
“América latina está en un ferviente movimiento simultáneo de reformulación de sus legislaciones, luego de haber prácticamente renunciado a pronunciar la palabra zona franca. La región todavía no le pudo sacar la ventaja a la globalización: con un 8% de la población, sólo participa en el 5,8% del comercio mundial”, explicó Ibarra.
¿Qué sectores le podría interesar al Estado promocionar su desarrollo en zonas francas? “Alta tecnología, investigación científica, educación, servicios médicos, deportes, cultura, medio ambiente, infraestructura y software”, ilustró, tras agregar.
“En el momento que se le convenza al presidente (Mauricio) Macri que por cada dólar transitorio que se le perdona a una empresa en zona franca se generan entre 3 y 6 dólares de retorno a la economía va a ser el primero en impulsarlo”, proyectó.
Un factor que resaltó: la necesidad de que sea una empresa “ancla” la que tome la iniciativa de radicarse en zona franca, por el movimiento de proveedores que llegan detrás de ella. “En Costa Rica, fue el propio presidente del país en el que negoció con Intel la radicación en zona franca, y hoy la mayor parte de sus exportaciones son chips y servicios”, concluyó.